El
sistema operativo Windows XP, que en diciembre de 2013 tenía una cuota de
mercado de 500 millones de ordenadores, cada día está más cerca de su final.
Desde abril de 2014, Microsoft dejó de ofrecer soporte a Windows XP y Microsoft
Office 2003. Está previsto que hasta julio de 2015, Microsoft siga dando
soporte antimalware, pero dejará de sacar actualizaciones y parches de
seguridad.
De
esta manera, Windows XP se convierte en un sistema peligroso, que puede
comprometer la seguridad de los ordenadores, tanto de particulares como de
empresas. Todos los agujeros de seguridad que se hayan descubierto después del
8 de abril, como los que se han descubierto ya, no serán arreglados por
Microsoft y permanecerán abiertos.
Los
antivirus no son una solución para cerrar brechas de seguridad del sistema,
tendrán un factor importante, pero no garantizan tener una protección óptima en
el sistema. Para disponer de un sistema protegido, lo más lógico es actualizar
el SO a Windows 8, la última versión de Windows. Otra opción sería actualizar a
otra versión más reciente que XP y que siga teniendo soporte, como sería el
caso de Vista, 7 y 8.